Al entrar al camposanto
saludé a mis muertos vivos
y mis muertos vivos eran
sentimientos malheridos.
Pedí auxilio a mis fantasmas
y no me dieron auxilio.
Supe que yo no era yo.
Dios me dio al fin por perdido
y perdido di yo a Dios.
Entré en el reino del Limbo
y decidí suicidarme.
Dios se suicidó conmigo.
Juan Cervera Sanchís
México D. F., 25 Abril 2011