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Crecía la luna creciente,
crecía, crecía y crecía
y crecía noche con noche
y transpirando alegría.
Que era un renacimiento,
que la luna renacía,
que renacía la luna
renaciente y hermosísima.
Que ver crecer a la luna
noche a noche más crecida
en la página del cielo
era una excelsa caricia.
Que crecía y crecía la luna;
noche con noche crecía
y era cada vez más luna
y más y más ella misma.
La luna en cuarto creciente,
la bella luna, bellísima
y bellamente excitante
y derramando poesía.
Juan Cervera Sanchís
México D. F., 29 Octubre 2010