Vida sin fin

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Crecía la luna creciente,
crecía, crecía y crecía
y crecía noche con noche
y transpirando alegría.
Que era un renacimiento,
que la luna renacía,
que renacía la luna
renaciente y hermosísima.
Que ver crecer a la luna
noche a noche más crecida
en la página del cielo
era una excelsa caricia.
Que crecía y crecía la luna;
noche con noche crecía
y era cada vez más luna
y más y más ella misma.
La luna en cuarto creciente,
la bella luna, bellísima
y bellamente excitante
y derramando poesía.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 29 Octubre 2010

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Luna menguante, en adiós
de geometría sensitiva,
menguante luna menguante,
suspirante y abstraída.
Que duele el adiós, que duele
con lentitud dolorida,
el lento adiós de la luna
y su muy larga agonía.
Que nos dice adiós la luna
en una agónica línea
que se curva en la tristeza
de su triste despedida.
Que adiós nos dice la luna
menguada, sola y rendida
ante el giro inevitable
del tiempo en doliente huída.
La luna en cuarto menguante
y, entre las sombras, dormida,
sueña que despertará
luna creciente de dicha.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 28 Octubre 2010

 
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Luna amarilla de agosto
entre aleteos de canarios,
naranjales encendidos
y murciélagos románticos.
Moneda de oro de ley
enriqueciendo el espacio
y la noche de Orión
en los ojos del verano.
Luna amarilla membrillo
entre amarillos sonámbulos
y amarilleces soñantes
de lo amarillo soñado.
Amarillo amarillísimo
del amarillo fantástico
de agosto y luna creciente
en el edén de tus brazos.
Luna amarilla, amarilla
de amarillo enamorado.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 26 Octubre 2010

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La luna azul de diciembre
tenía vocación de abril,
mirada de agua de mayo
y alma azul de querubín.
Vivo yo de azul de luna,
de azul de luna lunil
y lunil azul de luna
en tu luna azul zafir.
Que tenía azul de luna
la noche de mi jardín
en donde yo me embriagaba
de tu amado azul sutil.
De tu azul, azul, azul
con espíritu de añil
y luna azul de diciembre
sedienta de azul de abril.
Yo sé que lo ignoro todo,
que no sé nada de mí,
que no se nada de azules,
ni de lunas ni de ti,
aunque sé porque lo sé
que yo no podría vivir
sin la luna y sus azules
y tu azul de azul sin fin.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 28 Octubre 2010

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Camino de Toluca

Luna, luna, lunísima, lunada.
Luneante, lunil, lunilunera,
sea menguante, creciente o luz entera
enlúneme tu luz siempre enlunada.
 
Esa tu luz luneante y lunialada
que sabe a miel lunar, a lunandera
caricia lunear de alma lunera
maravillosamente luneada.
 
Lunando quiero, Luna, plenidarme
a la luz de tu amor enluneado,
pues no busco otra cosa que enlunarme.
 
Y, en flor de plenilunio y plenidado,
ser pura lunación para entregarme
a tu lunilunil polvo lunado.

Juan Cervera Sanchís
Ciudad de México, 30 junio 2010

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La luna llena, esplendor
de luna en el alto cielo.
Llena de emoción la luna
y absorta en el suspenso.
La luna llena de música
y sumida en el silencio.
Llena la luna hasta el colmo
de inconfesables secretos.
La luna desesperada
de esperar un soplo eterno.
La luna llena de hondos
y doloridos recuerdos.
La luna llena de sol,
llena la luna de besos.
La luna llena de luna,  
llena la luna de sueños.
Llena a rebosar la luna
de poesía y de misterio.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 27 Octubre 2010  

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La luna vieja, la luna
pidió su jubilación.
La vieja luna, muy vieja,
vieja, sola y sin amor.
 
La luna, la luna vieja,
sola en su desolación.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 29 Julio 2010

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La luna blanca de enero
se confundía con la nieve
y era un copo de alegría
en el cielo azul celeste.
Enero de luna blanca
y claridades nacientes,
de fragantes noches niñas
y blancuras inocentes.
Blanca luna, blanca, blanca,
luna blanca y transparente,
luna en loor de mareas
y espuma y luz sonriente.
Luna blanquísima, luna
sorprendida y sorprendente,
luna dulce, dulce y blanca,
luna de azúcar y leche.

Juan Cervera Sanchís
México D. F. 26 Octubre 2010

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Una luna guardo yo
en mi memoria rojísima
de escarlata rojo luna  
y luna rojo de vida.
Una luna roja, roja
como pulpa de sandía,
que yo de niño aspiraba
a comérmela algún día,
o mejor dicho, una noche
roja y ebria de dicha.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 24 octubre 2010

 
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Yo tengo una luna verde
guardadita en mi cartera
se llama Esperanza Niña
y Nochecita Morena..
 
Luna verde, luna verde,
hecha de hilitos de seda.
No luna de plata y oro.
Luna, oh, sí, de yerbabuena.

Cuesta arriba, cuesta arriba
vivo y muero y muero y vivo.
 
Voy y vengo y vengo y voy
por la herida del camino;
que es el camino una herida
y el caminante un herido
de dolientes sentimientos
hondamente doloridos.
 
Que no sé, que yo no sé,
que yo jamás he sabido
cuándo y cómo me perdí,
pero sé que ando perdido.
 
Cuesta arriba, cuesta arriba
vivo y muero y muero y vivo.

 
Juan Cervera Sanchís
México D. F., 13 Octubre 2010

Bajo amenaza de muerte
vivo yo.
Vivo desde que nací,
como el sol,
que amenazado de muerte
nos regala su calor,
y asimismo, el ruiseñor,
nos cautiva
con su canto
endulzado de ilusión.
Bajo amenaza de muerte
vivo y amo y canto yo,
vives tú,
como el sol y el ruiseñor,
como la tierra y el agua,
como el árbol y la flor.
Bajo amenaza de muerte,
pero rebosando amor,
sigue latiendo y soñado
noche y día mi corazón.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 11 Octubre 2010

Silba, sigue silbando el viento,
las ramas y las hojas del árbol de la vida
continúan escuchando su silbido.
La muerte no, la muerte ya no escucha,
la vida sí, la vida nunca jamás deja de percibir
los más leves rumores, que la vida es la vida
y, la vida, eres tú y, la vida, soy yo
y la vida es la vida y son los sueños
y este día vengo lleno, hasta el colmo  
del vaso de la vida, de sueños y más sueños;
que desperté este día soñando sueños niños
y realidades niñas como tus suaves besos,
niños siempre, como el silbar del viento,
juego maravilloso de revoltosos niños
gritando y sonriendo entre las verdes ramas
y las frágiles hojas del bello y misterioso
árbol indescifrable, de esto que llamamos,
nadie sabe por qué, sencillamente vida.

Juan Cervera Sanchís
México D. F., 8 octubre 2010

El  sol no es más
          que un capricho
          caprichoso
de la  viva
          y caprichosa
          energía;
que la energía
     es un capricho
del capricho
que caprichosamente
se crea  y se recrea
en sí mismo
al capricho
           del capricho
que es el caprichoso
             Creador,
siempre niño
y siempre, siempre,
en sí, porque sí
            y  para sí,
al fin en fin y por fin,
preciosamente divino
y  por divino, preciosa-
mente 
         c a p r i c h o s o.

Juan Cervera Sanchís
México D. F.,   7 Octubre  2010

Sólo tú, y tú no puedes,
amor, me ayudarías.
Únicamente tú,
únicamente tú,
pues tú eres única,
aunque al igual yo,
a durísimas penas sobrevives,
que no es vivir lo tuyo,
ni lo mío, de milagro.
Sólo tú, y tú no puedes.
No puedes tú. No puedes,
que es una gran mentira
el viejo dicho aquél
de que "querer es poder",
que otro sería este mundo
si querer, en verdad, fuera poder.
Únicamente tú, amor, me ayudarías,
pero tú, tú no puedes.
Qué gran desolación,
qué desesperación,
qué orfandad infinita,
amor mío, la nuestra
en este mundo inhóspito.